viernes, 16 de diciembre de 2011

DECLARACIÓN DEL CONGRESO NACIONAL DEL NUEVO MAS

EL GIRO GORILA DE CRISTINA K.

En el décimo aniversario del Argentinazo, preparar las duras luchas que vienen

El fin de semana pasado, el Nuevo MAS realizó su congreso anual en su local central. Con la asistencia de más de cien delegados de todo el país y una "barra" compuesta por otro tanto de compañeros y compañeras, se abordó la crisis económica internacional, la coyuntura nacional luego de la reelección de Cristina Kirchner y las tareas de la izquierda para el próximo año. Las sesiones fueron realizadas en un ambiente de entusiasmo militante por los desafíos que tiene por delante la izquierda revolucionaria en general y nuestro partido y corriente internacional en particular, en el período que se está iniciando.

La primera conclusión a la que arribamos es que la situación mundial ha pegado un giro. La economía mundial va hacía una recaída al compás del peligro de estallido del euro. También de unos EE.UU. que no levantan cabeza, y cuando China y Brasil muestran síntomas de enfriamiento económico.

En esas condiciones, lo más rutilante del 2011 ha sido la casi universalización de la rebeldía popular: un fenómeno que no se veía desde el Mayo francés de 1968. Porque el hecho es que desde los cuatro puntos cardinales del globo están estallando rebeliones populares, luchas obreras y manifestaciones estudiantiles: una nueva generación de los explotados y oprimidos está comenzando a entrar en la escena.

Desde la rebelión-revolución en el mundo árabe a las luchas obreras y populares en Grecia; desde el movimiento “Ocuppy” en los EE.UU. a las huelgas obreras en China; desde las marchas en rechazo al fraude electoral en Rusia a las movilizaciones estudiantiles en Chile y Colombia, comienza una acumulación de experiencias luego de décadas marcadas por derrotas (el ciclo de rebeliones populares latinoamericanas obró, en cierto modo, como una suerte de “anticipación” de lo que se vendría mundialmente).

La suma de la depresión económica en curso, la generalización de la receta de los brutales ajustes y el curso ascendente de las luchas, augura un próximo año marcado por una agudización de la situación política internacional, agudización que podría marcar un quiebre en la dinámica mundializadora de las últimas décadas, sumando elementos de “desglobalización”; es decir, más contradicciones entre las clases y los estados. Esta situación está colocando mayores posibilidades de construcción para las corrientes socialistas revolucionarias como es el caso de nuestra corriente internacional Socialismo o Barbarie.

Es en ese contexto dónde se desenvolverá la vida política de la Argentina. Aquí el Congreso partidario colocó una segunda conclusión general: el año 2012 tendrá poco que ver con la “calma chicha electoral” de este 2011 que termina: será un año de crisis económica, contradicciones crecientes y duras luchas obreras y populares.

No tuvieron que pasar más que unos días luego de las elecciones del 23 de octubre para que se comprobara que aquellas “idílicas” condiciones que posibilitaron la segunda reelección de Cristina se encontraban a punto de finalizar: inflación creciente, dólar subvaluado, deterioro de los superávit comercial, de pagos y fiscal, pérdida de competitividad, son algunos de los problemas que acechan el “modelo” K.

El hecho cierto es que ante la “inesperada” emergencia una grave crisis económica (de la cual Cristina no dijo nada en la campaña electoral), el gobierno ha decidido curarse en salud poniendo en marcha un ajuste económico en regla.

Teoricamente, podría haber elegido un camino “heterodoxo”. Esto es, tomar medidas “progresistas” que afectaran los intereses de los grandes bancos, las multinacionales industriales y los capitalistas agrarios (por ejemplo, estatizando la banca o introduciendo el monopolio del comercio exterior, tambien congelando los precios, prohibiendo los despidos y garantizando el salario real). Esto es lo que esperaban muchos de los grupos y corrientes que militan con la bandera del apoyo supuestamente “crítico” al gobierno.

Pero no ha sido así: ante el estrechamiento de los márgenes de maniobra por la crisis económica mundial, el gobierno ha optado por mostrarse como lo que realmente es: un gobierno 100% capitalista que ha salido a abrazarse expresamente con los empresarios. De ahí que haya girado bruscamente a la “ortodoxia” poniendo en marcha un ajuste económico que consiste, esencialmente, en un ataque al salario directo e indirecto de los trabajadores: paritarias con techo, aumento de los servicios de luz, gas y agua, suba del transporte de colectivos, subtes y trenes. ¿Qué pueden tener de “redistributivas” estas medidas, si los que van a pagar realmente los platos rotos son los trabajadores?

Para colmo, no se trata solamente de medidas económicas: el ataque contra el nivel de vida de los explotados y oprimidos vendrá acompañado por un claro giro gorila contra las luchas obreras. No ha sido casual que en las últimas semanas, Cristina se las haya pasado lanzando una advertencia tras otra contra los que osen salir a luchar en el 2012.

De ahí el tono de su discurso de reasunción. No solamente se dedicó a atacar a los docentes santacruceños. No solamente salió a plantear –al igual que Macri, con quien está en “plena luna de miel”- que los docentes de todo el país deberían ser “evaluados” (echándoles el fardo de la crisis educativa), no solamente ya venía mofándose de la tendinitis de los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires, sino que en su discurso llegó a cuestionar el mismísimo derecho de huelga.

Esta actitud configura una vuelta de tuerca en algo que ya venía siendo característico en el gobierno: cada vez que un sector sale a la pelea, se pretende deslegitimar la misma como si fuese un conflicto “intersindical” (como si la pelea contra la patronal y el gobierno no implicara, la más de las veces, enfrentar también a los burócratas sindicales que les cuidan las espaldas).

También afirmó que respeta “la huelga, pero no la extorsión”, pretendiendo negar que toda medida de fuerza implica intentar hacer valer los derechos de los trabajadores frente a una patronal que los pisotea en función de defender sus ganancias.

Es este mismo giro gorila el que ha desatado una crisis entre el gobierno y Moyano. Para nada se puede descartar que, en definitiva, se estén mostrando los dientes para terminar luego pactando como lo han hecho estos últimos años.

Sin embargo, el rechazo de Cristina a establecer por ley siquiera una participación testimonial de los trabajadores en las ganancias empresarias (el proyecto de Moyano no es nada más que eso, algo testimonial), y el querer introducir un techo a la negociación salarial que deje sin ningún margen de maniobra a la burocracia sindical en las negociaciones paritarias del 2012, ha introducido un elemento de crisis en esa relación, que habrá que ver como evoluciona concretamente.

En todo caso, la advertencia del kirchnerismo va mucho más allá de la burocracia sindical: es un tiro por elevación para todos aquellos sectores que osen salir a pelear por su salario y condiciones de vida en el 2012: de ahí que lo que se pueda augurar para el año próximo sea la emergencia de un ciclo de duras luchas.

Así las cosas, la defensa del derecho de huelga, del salario, de las condiciones de trabajo, la pelea contra la persecución a los dirigentes obreros independientes, el vuelco a las luchas, será la primera tarea de la izquierda revolucionaria y del nuevo MAS en el 2012.

Dentro de este proceso de luchas hay que evaluar, también, como seguirá avanzando el proceso más estratégico en curso entre los trabajadores: la emergencia de un proceso de recomposición obrera, de una nueva generación que sale a hacer sus primeras armas, de un "nuevo clasismo" que se viene expresando en experiencias como la de la Marrón de FATE y el neumático, de Kraft, de la ex línea sarmiento, del subterráneo de Buenos Aires, etcétera.

Cabe señalar que este proceso de recomposición en curso entre franjas cada día más amplias de la clase obrera argentina, es el proceso que está creando las mayores preocupaciones entre empresarios, burócratas sindicales y el gobierno mismo. Ellos hablan del “creciente peso de la izquierda en las comisiones internas”; así como también condenan a la “zurda” que avanza en los sindicatos.

Para el nuevo MAS, está clarísimo que no hay proceso más estratégico para la izquierda revolucionaria en nuestro país que alentar, ayudar y desarrollar este proceso de recomposición entre los trabajadores; por esto mismo, nuestra mayor responsabilidad en los próximos meses estará centrada en las dificiles elecciones a delegados, seccionales y dirección nacional del sindicato del neumático, uno de los pocos gremios dónde podría plantearse hoy la disputa por la conducción nacional a la burocracia (en este caso, de la CTA Yasky).

Pero antes de proseguir, no queremos dejar de señalar que el Congreso partidario marcó otra expresión de este giro gorila: la escandalosa actitud del gobierno respecto del derecho al aborto. La cuestión es que el mismo había dejado correr a lo largo del año (entre las organizaciones de mujeres que le son afines), que “había que quedarse tranquilo, no movilizar, que en el 2012, desde el Parlamento, vendría el aborto”...

Pero la realidad ha sido todo lo contraria. El hecho es que el 1º de noviembre pasado, cuando el proyecto de ley que había presentado la Campaña Nacional por el derecho al aborto debía ser discutido en la comisión de legislación penal, lo que hizo fue montar una verdadera provocación para que no se pudiera discutir nada y el proyecto perdiera estado parlamentario.

Este hecho no hizo más que confirmar lo que han venido señalado nuestras compañeras desde Las Rojas: la única manera de obtener el derecho al aborto, será mediante la lucha en las calles y la alianza del movimiento de mujeres con los trabajadores.

El Congreso también sacó una cuarta conclusión: en las condiciones descriptas, en el 2012 avanzará la experiencia política de con el gobierno kirchnerista. La realidad es que la izquierda ha comenzado a ser visualizada por sectores que, aun siendo todavía minoritarios, se desplazan hacia la izquierda en las condiciones dónde, además, la oposición patronal de derecha salió muy debilitada.

Si bien como segunda fuerza electoral quedó el centroizquierdista (y sojero) FAP de Binner, el Partido Socialista y la CTA Micheli, el hecho es que la izquierda roja no dejó de hacer una importante elección. Una izquierda dónde se procesó un duro debate, porque parte de sus componentes principales no lograron alertar realmente acerca del carácter proscriptivo de conjunto que tiene la nueva ley electoral (legitimada con las internas del 14 de agosto pasado), ni, mucho menos, acertó en denunciar el ajuste que se venía de la mano de Cristina, como si lo hicimos desde el nuevo MAS.

En todo caso, y en este terreno táctico pero de enorme importancia, el nuevo MAS redoblará sus esfuerzos por romper este “cerco proscriptivo” (al cuál ha contribuido, lamentablemente, el propio FIT), saliendo a un intenso plan de trabajo por recuperar nuestra legalidad nacional, instrumento que permitirá eventualmente también llevar a cabo una rediscusión –en lo que hace a este terreno- con el resto de las fuerzas de la izquierda independiente.

En definitiva, es con estas banderas que el nuevo MAS marchará el próximo 20 de diciembre en el décimo aniversario del Argentinazo, una gesta de los explotados y oprimidos del país que reivindicamos incondicionalmente y que configuró una de las experiencias históricas independientes más importantes del último siglo dejando enseñanzas estratégicas para la clase obrera argentina.

Convocamos a movilizarse ese día con nuestro partido


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