"Ciencia y arte de la política revolucionaria" (Apuntes de formación) de Roberto Saénz
Este material intenta volver a proponer las herramientas elementales de la acción política
revolucionaria, apoyándonos en la riquísima tradición del marxismo
revolucionario y en su actualización, pasando por el tamiz de las
lecciones estratégicas dejadas por la revoluciones del siglo pasado. El
objetivo es contribuir a preparar una nueva generación para los tiempos
agitados que se vienen...
De tanto en tanto, las circunstancias de la lucha de clases y el surgimiento de nuevas generaciones en nuevas condiciones nos plantean a los socialistas revolucionarios representar algunas de nuestras posiciones de manera que sean comprensibles para estos nuevos compañeros y compañeras y sirvan al despliegue de su actividad.
Esta tarea debe ser encarada, sin embargo, evitando la vulgaridad de muchos de los acostumbrados "manuales", que se transformaban en una suerte de "recetario" que, lejos de ayudar a pensar y actuar, atan las manos.
De tanto en tanto, las circunstancias de la lucha de clases y el surgimiento de nuevas generaciones en nuevas condiciones nos plantean a los socialistas revolucionarios representar algunas de nuestras posiciones de manera que sean comprensibles para estos nuevos compañeros y compañeras y sirvan al despliegue de su actividad.
Esta tarea debe ser encarada, sin embargo, evitando la vulgaridad de muchos de los acostumbrados "manuales", que se transformaban en una suerte de "recetario" que, lejos de ayudar a pensar y actuar, atan las manos.
La vigencia del marxismo revolucionario en el siglo XXI
La crisis histórica que hoy transita la economía capitalista mundial, y el ciclo de rebeliones populares que ha desatado internacionalmente, trae a escena a una nueva generación, heredera de la crisis de alternativas de los años 90, pero también protagonista de un renovado despertar de los explotados y oprimidos a nivel mundial. Esta nueva generación está haciendo sus primeras armas en las calles de El Cairo, Atenas, Madrid, Nueva York, Londres, Santiago de Chile, Bogotá, México D.F., Moscú, las ciudades obreras de China y más allá.
Nos interesa trasmitir elementos de política revolucionaria a quienes se ponen de pie luego de décadas en las cuales se vivió una suerte de "grado cero" de la lucha clases, que prácticamente cortó el hilo de continuidad con las generaciones anteriores.
Para esta tarea es imprescindible llevar a cabo una reivindicación de la vigencia de la tradición del marxismo revolucionario. El retorno de la lucha de clases ha reabierto el debate estratégico, que en muchos aspectos tiene rasgos de verdadero recomienzo histórico. Por esa razón, está a la orden del día una suerte de retorno a las fuentes en cuanto a los puntos de referencia para la acción revolucionaria.
Desde nuestra corriente reivindicamos la defensa de la tradición del marxismo revolucionario, especialmente las enseñanzas dejadas por Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo (y también Gramsci, al que aún debemos estudiar más en profundidad), sobre todo en el terreno en el que cada uno se reveló más fuerte.
Es desde esa ubicación que creemos se deben enfrentar las derivas reformistas, autonomistas, populistas y "socialistas nacionales" hoy en boga, así como también el cerrado doctrinarismo de las corrientes incapaces de extraer enseñanza alguna de la riquísima experiencia, pero también frustraciones y derrotas, de las revoluciones del siglo pasado.
Como subproducto del desierto político-ideológico que se generó posteriormente a la caída del Muro de Berlín, este recomienzo de la experiencia histórica ocurre en condiciones en que la mayoría dentro de esos nuevos contingentes carece casi completamente de las herramientas del quehacer político más elemental. De ahí que todo tipo de falsas ideologías y telarañas mentales los caractericen, entre las cuales el rechazo a los problemas del poder y la "forma partido" son algunas de las más características, por no hablar de la negación de la centralidad de la clase trabajadora.
Es que como resultante de las frustraciones del siglo pasado, la burocratización de la Revolución Rusa y la degeneración burocrática del conjunto de los estados obreros o anticapitalistas, la tradición del marxismo revolucionario y sus enseñanzas parece haber quedado cuestionada. Y sin embargo, entre Lenin, Trotsky, Luxemburgo y Gramsci, y el surgimiento del stalinismo, lo que hubo no fue de ningún modo una "continuidad" sino la mayor ruptura concebible: un quiebre total entre las perspectivas de libre autodeterminación de la clase trabajadora por oposición total a su dominación burocrática y el vaciamiento de todos los objetivos emancipatorios de la revolución.
Con el presente material trataremos de aportar nociones elementales que sirvan de insumo para la educación político-práctica de la nueva generación no sólo de nuestra corriente internacional, sino del activismo en general. Nos centraremos en la actividad política propiamente dicha bajo la idea general de que la política revolucionaria, cuando se hace fuerza material y organización partiendo de los problemas y condiciones reales, puede mover montañas.
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La crisis histórica que hoy transita la economía capitalista mundial, y el ciclo de rebeliones populares que ha desatado internacionalmente, trae a escena a una nueva generación, heredera de la crisis de alternativas de los años 90, pero también protagonista de un renovado despertar de los explotados y oprimidos a nivel mundial. Esta nueva generación está haciendo sus primeras armas en las calles de El Cairo, Atenas, Madrid, Nueva York, Londres, Santiago de Chile, Bogotá, México D.F., Moscú, las ciudades obreras de China y más allá.
Nos interesa trasmitir elementos de política revolucionaria a quienes se ponen de pie luego de décadas en las cuales se vivió una suerte de "grado cero" de la lucha clases, que prácticamente cortó el hilo de continuidad con las generaciones anteriores.
Para esta tarea es imprescindible llevar a cabo una reivindicación de la vigencia de la tradición del marxismo revolucionario. El retorno de la lucha de clases ha reabierto el debate estratégico, que en muchos aspectos tiene rasgos de verdadero recomienzo histórico. Por esa razón, está a la orden del día una suerte de retorno a las fuentes en cuanto a los puntos de referencia para la acción revolucionaria.
Desde nuestra corriente reivindicamos la defensa de la tradición del marxismo revolucionario, especialmente las enseñanzas dejadas por Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo (y también Gramsci, al que aún debemos estudiar más en profundidad), sobre todo en el terreno en el que cada uno se reveló más fuerte.
Es desde esa ubicación que creemos se deben enfrentar las derivas reformistas, autonomistas, populistas y "socialistas nacionales" hoy en boga, así como también el cerrado doctrinarismo de las corrientes incapaces de extraer enseñanza alguna de la riquísima experiencia, pero también frustraciones y derrotas, de las revoluciones del siglo pasado.
Como subproducto del desierto político-ideológico que se generó posteriormente a la caída del Muro de Berlín, este recomienzo de la experiencia histórica ocurre en condiciones en que la mayoría dentro de esos nuevos contingentes carece casi completamente de las herramientas del quehacer político más elemental. De ahí que todo tipo de falsas ideologías y telarañas mentales los caractericen, entre las cuales el rechazo a los problemas del poder y la "forma partido" son algunas de las más características, por no hablar de la negación de la centralidad de la clase trabajadora.
Es que como resultante de las frustraciones del siglo pasado, la burocratización de la Revolución Rusa y la degeneración burocrática del conjunto de los estados obreros o anticapitalistas, la tradición del marxismo revolucionario y sus enseñanzas parece haber quedado cuestionada. Y sin embargo, entre Lenin, Trotsky, Luxemburgo y Gramsci, y el surgimiento del stalinismo, lo que hubo no fue de ningún modo una "continuidad" sino la mayor ruptura concebible: un quiebre total entre las perspectivas de libre autodeterminación de la clase trabajadora por oposición total a su dominación burocrática y el vaciamiento de todos los objetivos emancipatorios de la revolución.
Con el presente material trataremos de aportar nociones elementales que sirvan de insumo para la educación político-práctica de la nueva generación no sólo de nuestra corriente internacional, sino del activismo en general. Nos centraremos en la actividad política propiamente dicha bajo la idea general de que la política revolucionaria, cuando se hace fuerza material y organización partiendo de los problemas y condiciones reales, puede mover montañas.
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